Desde nuestra fundación hemos visto a lo largo de los años que para lograr insertar a las personas privadas de su libertad en el ámbito laboral teníamos dos dificultades, la primera era lograr que los futuros posibles empleadores vencieran el prurito de contratar a aquellos que tenían antecedentes por haber estado detenidos, la segunda era lograr que quienes salieran en libertad tuvieran un nivel educativo básico cómo para poder competir con otros candidatos a los mismos puestos de trabajo en igualdad de condiciones.